Costó medio millón

Un muro de protección climática arrasado en sólo tres días

Incluso las barreras protectoras probadas durante décadas apenas pueden resistir la fuerza de las tormentas.

(Bild: APA/AFP/KAMIL KRZACZYNSKI)

Las consecuencias del cambio climático provocado por el hombre se dejarán sentir sobre todo en las regiones costeras. En Estados Unidos se iba a utilizar la tecnología tantas veces citada -y se construyó un dique que costó 500.000 dólares (unos 460.000 euros) para evitar las caprichosas inclemencias del tiempo-, pero la obra sólo duró tres días.

Fue un intento desesperado de proteger las casas de la playa de la fuerza del mar: se suponía que 14.000 toneladas de arena protegerían los edificios de Salisbury, Massachusetts (EE.UU.), de las inundaciones. Sin embargo, una vez terminada, la barrera sólo duró 72 horas, como informó la cadena de televisión local WCVB. La duna fue completamente arrasada.

Los residentes se preocupan por el futuro
"Nos han azotado tres tormentas -dos en enero y una ahora- con las mareas astronómicas más altas posibles", declaró a la emisora Rick Rigoli, que supervisó el proyecto de la duna. Ron Guilmette, cuya pista de tenis quedó destruida en anteriores tormentas en la playa, añadió que ahora no sabe cuánto vale su propiedad ni si se quedará en la zona. Describe la situación de la playa de Salisbury como "catastrófica".

La preocupación no es casual: una duna protectora anterior no aguantó durante una tormenta invernal en diciembre de 2022; como consecuencia, numerosas casas resultaron dañadas por los fuertes vientos y la marea alta. "No sé cuál es la solución", dice Guilmette, visiblemente resignado.

Consecuencias del cambio climático: esto es sólo elprincipio
 Los habitantes se enfrentan a un obstáculo casi insuperable. Además de la conocida subida del nivel del mar, que modificará el litoral además de provocar inundaciones, el mayor desafío es el aumento de la intensidad y frecuencia de las tormentas.

Esto se debe al calentamiento de la atmósfera terrestre, que también provoca un calentamiento de los océanos. Esto intensifica los fenómenos meteorológicos extremos, como tormentas y huracanes, que pueden provocar una mayor erosión y pérdida de playas.